Nick Couldry y Ulises Mejías, en el libro The costs of connection, How Data Is Colonizing Human Life and Appropriating It for Capitalism (2019) definen las preocupaciones de la dataficación en dos grandes bloques: La extracción y el ordenamiento (o reordenamiento).
La extracción se refiere a los datos que se recopilan de nosotros en beneficio económico, político e institucional. Esto incluye la vigilancia, el capitalismo de la vigilancia y el papel de las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft) en la extracción de datos. Estas empresas pueden hacerlo porque están protegidas por un marco legal que justifica sus acciones de vigilancia, como los algoritmos de caja negra.
El ordenamiento se refiere a la forma en que los algoritmos están dando forma a cómo entendemos el mundo. Esto incluye las burbujas de información, los sesgos que presentan las inteligencias artificiales, la discriminación automatizada y la manipulación algorítmica. Todo ello puede utilizarse para moldear la opinión pública, influir en los procesos de toma de decisiones e incluso manipular los resultados de las elecciones. La “dataficación” se ha convertido en una parte importante del funcionamiento de nuestra sociedad, y es esencial que entendamos las implicaciones de su uso para asegurarnos de que no estamos siendo explotados o manipulados.