El rastro (huella o sombra) digital es el rastro de datos que deja la actividad en línea de una persona. Incluye toda la información que se crea, comparte o a la que se accede a través de dispositivos y servicios digitales, como plataformas de redes sociales, motores de búsqueda, correo electrónico y sitios de compras en línea.
Cada vez que una persona utiliza Internet, deja un rastro digital. Esto puede incluir información como su historial de búsqueda, publicaciones e interacciones en redes sociales, compras en línea y datos de localización. Estos datos pueden utilizarse para crear un perfil digital del individuo, que puede ser utilizado por empresas y organizaciones para adaptar los mensajes de marketing, ofrecer recomendaciones personalizadas, o incluso tomar decisiones sobre el empleo o la solvencia.
Saber que se generan rastros digitales es importante porque pone de relieve los riesgos y beneficios potenciales de nuestra actividad en línea. Por un lado, una rastro digital positivo puede ayudar a las personas a forjarse una reputación profesional, conectar con los demás y mostrar sus talentos y habilidades. Por otro lado, uno negativo puede tener graves consecuencias, como dañar la reputación, comprometer la privacidad y la seguridad, o incluso acarrear repercusiones legales o financieras.
Para gestionar su rastro digital, las personas pueden tomar una serie de medidas, como utilizar la configuración de privacidad, ser conscientes de lo que comparten en línea, revisar y eliminar periódicamente cuentas y datos antiguos, y utilizar contraseñas seguras y medidas de seguridad. Esto no garantiza seguridad ni privacidad pero da un poco más de control a la persona sobre su propia identidad digital.