Los procesos de filtrado en tres niveles diferentes: el nivel individual, el social y el tecnológico.
Como se puede observar en la tabla, el modelo propone que las burbujas se forman a partir de diferentes relaciones con la información que consumimos.
Los filtros individuales se refieren a la exposición selectiva debido a la búsqueda, procesamiento y memorización de información por parte de un individuo. Estas búsquedas generalmente se realizan con diferentes motivaciones, como reforzar la pertenencia social con ciertos grupos, verificar opiniones o conocimientos previos y profundizar en temas de interés.
Los filtros sociales se relacionan con la formación de amistades y otras estructuras de redes sociales, preferentemente con personas que comparten características sociodemográficas, de comportamiento e intrapersonales. En las redes sociales, esto ocurre de manera natural, además, los algoritmos de filtrado detectan las conexiones activas y muestran más información proveniente de estas personas, silenciando a las personas que pueden formar parte de la red de amistades o contactos, pero con las que no se interactúa.
Los filtros tecnológicos filtran la información proporcionada de acuerdo con los deseos y necesidades asumidos por los usuarios individuales, lo que lleva a ofrecer medios de comunicación seleccionados individualmente. Estos filtros se basan en gran medida en el manejo algorítmico de la información personal de los sujetos de datos (Pariser, 2011). El objetivo de este filtrado es maximizar el tiempo que los usuarios pasan en sus respectivos sitios, con el fin de maximizar los beneficios generados a través de la publicidad.